Phubbing

Sara vuelve a casa tras pasar la tarde con sus amigas de siempre. Carlos la espera ya con la mesa puesta y la cena casi lista:

- ¿Qué tal la tarde? ¿Alguna novedad de tus locas amigas?

- No, sin novedad en el frente. Nada destacable.

- Vaya, espero que al menos os echarais unas risas.

- Sí, alguna. Me ha dicho Juan que a ver si nos vemos a final de mes, que te va a machacar al futbolín. Y Carol quiere que vayamos a verla el mes que viene sin falta y, palabras textuales, "no hay excusa que valga" así que ya sabes, viajecillo al pueblo a la vista. Por cierto, mañana acuérdate de llamar a Pablo, no le he visto bien; yo creo que tiene algún problema. Y los de la Uni quieren montar un fiestón para finales de año con los muertos vivientes como temática.

- ¿Pero tú no salías con Patri, Isa y Carmen? No sabía que Juan y Carol estaban por aquí. Llamaré a Pablo pero la verdad, si está chungo no sé porqué no ha quedado conmigo en vez de con tanta gente. ¿En serio que has mezclado a los de la Uni con tus amiguitas de siempre, esas que son solo para tí? 

- ¿Ein? ¿Pero qué dices? Que no, que yo sólo que quedado con estas; con el resto he estado chateando

- Ah.... Flipo contigo... Con razón estas no tienen novedades... ¿no será que tú no te has enterado?

......

¿Sabes qué es phubbing? Si la respuesta es NO, te informo que es lo que ha estado haciendo Sara durante la quedada con sus amigas.

¿Eres o has sido en algún momento un phubber? Me encantaría que tu respuesta fuera YES; sería un placer poder decirte que yo nunca lo he hecho pero, por desgracia, prácticamente todos hemos hecho phubbing en alguna u otra ocasión y, si lo piensas detenidamente, es una gran tristeza.

Diciéndolo más claramente, hacer phubbing es, básicamente, despreciar la presencia de los que están contigo en favor de las redes sociales. Piénsalo un poquito... triste ¿verdad?

Cuando los teléfonos móviles no eran más que un privilegio al alcance de unos pocos; cuando las webs estaban todavía en bragas y las redes sociales no eran más que reuniones de gente con gustos comunes en un sitio físico concreto, ahí, en esa época ¿recuerdas qué hacías para divertirte?

Echa la vista atrás y te verás a tí mismo en el recreo del cole, en el parque o en el patio de tu casa jugando al pilla-pilla, a policía y ladrón, las canicas, cambiando cromos, la cuerda, la goma; jugando al fútbol, al balón prisionero, al baloncesto o al beísbol. Quizás jugabas al teléfono estropeado o simplemente estabas sentado contando chistes o simplemente diciendo tonterías.

¿Recuerdas lo bien que te sentías tras aquellas horas con tus amigos? ¿Y esos momentos pasados con tus padres, tíos, abuelos en el parque, en el campo o pasando la tarde en el río o la sierra? 

Si has vivido momentos así, poco más necesitas para saber que eso sí era tiempo de calidad. Todos y cada uno de esos momentos eran únicos y todos y cada uno satisfactorios. De todos aprendías y te sentías más unido a tu familia y amigos. En esos momentos, si alguien pudiera verte por un agujerito, sin duda alguna diría "mira qué feliz es". ¿Qué te ha hecho cambiar?

El phubbing es un claro ejemplo de cómo un mal uso de la tecnología puede perjudicarnos incluso sin darnos cuentas. Nos dejamos llevar por la ingente cantidad de información que circula por la red. Toda esa información que jamás podremos abarcar por completo porque todo el mundo tiene algo que contar, cada segundo pasan miles de cosas interesantes en lugares antagónicos. Dejamos que la necesidad autoimpuesta de estar conectados arrincone esa otra necesidad que nos llena plenamente y que es la que realmente nos hace sentirnos parte de algo importante; nuestro entorno, nuestro círculo de confianza.

Nunca encontrarás en la red nada mejor que un abrazo, un beso, un gesto amable de aquellos que te quieren a pesar de tus defectos. ¿Por qué entonces desperdiciar los momentos que podéis estar juntos saturando tu cerebro con información que puede esperar?

#StopPhubbing Quiérete un poco y permítete pasar grandes momentos de calidad con los tuyos.