11M. Yo también lo sentí.

“Si no tienes nada constructivo que decir, es mejor que no digas nada” Qué consejo tan simple y tan difícil de seguir. Hoy voy a intentarlo
     Hoy es un día en el que los sentimientos están a flor de piel para la mayoría del pueblo español. Hoy hace 10 años que unos asesinos destrozaron la vida de miles de españoles.
     Es imposible ponerse en la piel de alguno de los afectados, esta es una de esas situaciones en la vida en la que o lo pasas o por mucho que imagines, la realidad supera con creces tus elucubraciones. Lo único que podemos hacer es darle nuestro apoyo y, cada uno en nuestra medida, facilitarles el día a día, ayudarles a seguir con su vida; una vida distinta pero que merece ser vivida.
     Ojalá todas las víctimas hubiesen reaccionado y afrontado la vida como Vera de Benito, que perdió a su padre ese fatídico día con sólo 9 años. Hoy, con 19, escucharla hablando de lo sucedido y las ganas de vivir que transmiten sus palabras ponen el bello de punta a la vez que llenan de lágrimas los ojos. Es increíble y esperanzador comprobar que aún cuando la vida te golpea de la forma más cruel, no pocos siguen creyendo en la bondad del ser humano. Ojalá todos fuéramos capaces de centrarnos en lo positivo y tirar para adelante superando el dolor, aprendiendo de él, utilizándolo para nuestro beneficio y el de la sociedad en la que nos ha tocado vivir. ¡Bravo Vera! Eres un ejemplo a seguir. Seguro que hay muchas más Veras que no conocemos; por desgracia no todos los afectados por aquellas malditas bombas del 11 de marzo de 2011 han sido capaces de seguir adelante con sus vidas de una manera tan positiva. Es por todos, y en especial por estos últimos, por los que como sociedad deberíamos hacer un esfuerzo y, de una vez por todas, remar todos con el mismo rumbo y hacia un único objetivo, intentar que su día a día sea mejor.

     ¿Es un objetivo complicado? Creo que no; al menos no para los ciudadanos de a pié que somos capaces de separar los sentimientos de las conveniencias, las necesidades de los deseos. Por desgracia, nuestra voz es difícil que se escuche alto y claro, nuestra audiencia es limitada, apenas unas decenas o cientos de personas. La voz más oída es la de nuestros representantes, los que hemos elegido democráticamente en las urnas y estos, sinceramente, en muchas ocasiones, no creo que hayan estado a la altura.
     Es vergonzoso que algunos, desde su cómoda situación y sin tener una sola pizca de sensibilidad, sin ponerse por un segundo en el sitio de una de las víctimas, sigan alentando tan alegremente y sin asunción de responsabilidad alguna, teorías que van en contra de lo judicialmente demostrado y respecto a lo cual creo que no hay duda alguna en ningún rincón del mundo. ¿Es realmente necesario? ¿Qué más dan las opiniones personales de unos u otros? 10 años después, lo único realmente importante, es ayudar a las víctimas a continuar con su vida. Año tras año, cada 11 de marzo las obligamos a revivir aquellos momentos; no añadamos además amargura ni más dolor.
     Si nuestros representantes se pusieran más en la piel de la gente que les elige y que les da de comer, igual realmente gobernarían para nosotros y no para ellos mismo, su propio ego y su único futuro. Gracias a Dios, salvo excepciones, el pueblo español está muy por encima de aquellos que nos representan y se nos sigue removiendo algo por dentro ante las desgracias o injusticias ya nos toquen o no en lo personal.
     Seguimos siendo un pueblo solidario y confío y espero que eso será nuestra salvación porque nosotros, los ciudadanos sí aprendemos de nuestros errores, sí somos autocríticos con nosotros mismos, sí asumimos nuestras responsabilidades.
     Se suele decir que los dirigentes son un reflejo de la sociedad que dirigen. Ojalá en este sentido fuera cierto. Dejen de mirarse el ombligo y miren a la buena gente que les rodea. Ayuden a las víctimas, pónganse a su servicio y luego ya si quieren sigan peleándose en el patio del Parlamento.
     Ningún español olvida lo que estaba haciendo el 11 de marzo de 2011. Todos lo vivimos, todos lo sentimos y hoy todos lo revivimos. Estamos con vosotros, ojalá que consigamos que sintáis nuestro apoyo.
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